No hace falta ser bostero para admirar a la hinchada de Boca. Sin ir más lejos, Ahumada, en plena estadía en River, aseguró hace ya tiempo: "En el 2-1 con San Lorenzo el silencio de los hinchas de River fue atroz. Y yo jugué con la camiseta de River en La Boca, y ganando 2-0, la gente de Boca se nos caía encima". Algo totalmente comprensible, teniendo en cuenta que hoy en día ídolos de River tienen que suplicar que apoyen al técnico como lo hacen los de Boca al suyo.
Ramón Díaz, después del partido por la Copa Argentina el año pasado ante Estudiantes BA, cuando el club gallina cayó por 2-0, se quejó con respecto a la actitud de la hinchada emplumada: "Necesitábamos aliento, no insultos", espetó el riojano. También lo había hecho tiempo después Barovero. Hoy en día, Bianchi, Gago, Gigliotti, Orión, Forlín, y demás, se muestran ciertamente agradecidos con el apoyo incondicional de los hinchas boquenses, que permanecen de pie aún en las pálidas.
"Ojalá que la gente de River reciba a Ramón como lo hicieron con Bianchi los de Boca", deseó Enzo Francescoli, quien no ganó ni la mitad de los títulos que conquistó Juan Román Riquelme pero aún así es uno de los ídolos más grandes de River. Y les repito: no hace falta ser bostero para admirar a la hinchada de Boca. Estas palabras de Francescoli son estúpidas, no podés pretender que los hinchas que en su gen llevan resultadismo se vistan de fieles. La cosa no funciona así, Enzo. Si querés aliento hacéte bostero. Estuve leyendo Olé, más porque mi viejo lo compró que por otra cosa, dado la tapa que hacía referencia a lo anunciado por Francescoli con respecto a la admiración que sintió por la ovación a Bianchi, pero adentrándome más en el diario me encontré con la columna de Leo Farinella, director de Olé y uno de los pelotudos más importantes que leí. Y es que lo que dice es contradictorio pero de modo pronunciado. Tituló en su columna: "Qué diferentes somos", y redactó con cierta desesperación lo que según para él significa River y Boca. Claro: el gordito este no puede armar una nota sin tocar el nombre del club de La Ribera, teniendo en cuenta su condición de avergonzado gallina. Escribió que Bianchi es hincha de River de chico y que los de Boca le tenemos tanto aprecio porque nos dio tanto, cuando Boca no era nada, y argumentó entonces el porqué los hinchas de River no apoyan de tamaño modo a Ramón, explicando que "La grandeza de River es más grande que la de cualquier nombre". Está, en otras palabras, admitiendo que los bosteros somos más fieles al momento de alentar. Yo podría replicarle diciendo que Passarella también es bostero, y que (seguro no se le olvidó) lo mandó a la B. Aún así, lo de Bianchi es una artimaña de un desgraciado a quien se le acaba los recursos: remover el pasado con la ilusión de tocar algo doliente es sólo una forma de demostrar que te estás quedando sin argumentos en la actualidad. Algo así como lo del "ascenso por decreto", que, venido al caso, en realidad no fue nada más que una formal decisión de impedir que River descendiese de categoría como lo haría cien años después. Farinella, anti Boca por naturaleza, seguramente se vio golpeado por lo dicho por Francescoli, y aceptando que la tapa de ese día sería una que desataría cualquier mentira contenida, aprovechó para meter algunos de sus típicos bocadillos (con sabor a humo) en contra de Boca. Y no seamos caraduras, Leo: Si el hincha de River no alienta es porque está acostumbrado a perder y cayó a lo más profundo, y está nervioso porque ya experimentó ese amargo sabor que Boca desconoce. Saquémonos las caretas.
Podríamos decir también que, de paso, Ramón le dio una tercera parte a River de lo que Bianchi le dio a Boca, y que ni el ídolo más grande del club "económicamente de la C" como lo definió su actual presidente le dio la mitad de lo que, por ejemplo, le dio ¡Clemente Rodríguez! a Boca, y eso que no te tiro nombres grandes, che. Acostumbrados a ser grandes, somos conscientes y respetamos a quienes contribuyeron su ayuda a este Boca, le aportaron lo suyo a nuestro Xeneize. Quizá su técnico más ganador no sea lo suficientemente grande como lo es el nuestro, pero no vengamos con las excusas escuetas porque dan pena y, sinceramente, no nos interesa que sus regordetes dedos escriban algo en relación con nuestro Boca.
Teniendo en cuenta que mi equipo tiene seis Libertadores (¿cuántas el tuyo, Leo?), tres Intercontinentales, dieciocho Internacionales, la mitad del país como hincha suyo, el mejor estadio, la mejor hinchada, la más fiel, los ídolos con más títulos, nunca insultó, nunca rompió su estadio ni lo prendió fuego, nunca le pegó a un jugador, y el técnico más ganador de la historia del fútbol argentino, podría afirmar que sí: ¡qué distintos somos!
toda la razon riber no rompas las pelotas que a vo te falta huevos para ganar la copaaa
ResponderBorrargordinella
ResponderBorrarJAJAJAJAAJA LTA LEO
ResponderBorrarQue distinto somoooooos♪ C.A.B.J♥
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