Cuando era pibe, en un partido para Argentinos, Román definía ante Villa Real el torneo, y su equipo iba perdiendo. El conjunto de La Paternal la tenía complicada, y al enganche su papá, Cacho, no le facilitaba las cosas, ya que lo presionaba a los gritos desde una tribuna.
En un momento dado, y debido a los bramidos de su viejo, Román no aguantó más y rompió en llanto en la mitad de la cancha. Así, entre lágrimas, pidió la pelota, la agarró y se gambeteó a cinco hasta quedar frente al arquero, a quien también eludió, convirtiendo un golazo y empatando el partido.
"Empezó a llorar, se gambeteó a cinco rivales, al arquero y convirtió un golazo", contó Jorge Rodríguez, quien descubrió al que terminaría convirtiéndose en ídolo de Boca.
Ni bien Riquelme hizo el gol, sus compañeros fueron corriendo hacia él y lo abrazaron. Fue entonces que Román se secó las lágrimas, miró al costado de la cancha, buscando a su papá, quien festejaba junto al resto, y continuó jugando.
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