Pero ya no sueño con el campeonato. Yo sigo soñando con Boca. La hinchada de Boca también lo hace. Vivimos en un sueño interminable que nos completa todos los días, y que explota los domingos. Boca es la locura, y el remedio a ella. Boca es la voz con la cual la hinchada canta, los colores son el día y la noche (azul claro en el mediodía, oscuro en la noche; amarillo es el sol durante el día, y amarillas las estrellas que refulgen en el anochecer). Boca nos hace felices, a pesar de que el resultado no. No hay palabras para describir a la hinchada xeneize. Ustedes lo vieron, no hace falta decir más. "Boca es grande por su gente", había dicho hace ya mucho Martín Palermo. "Jugando en River y en la Bombonera, ganábamos dos a cero y la hinchada de Boca se nos caía encima", admitió Ahumada también hace tiempo. La cancha late y todo lo demás se vuelve brumoso: ya no importa el resultado. Futbolísticamente sí, y somos hinchas del fútbol, pero Boca es más importante. Boca es nuestra vida. Boca es nuestra alma. Y que Boca haya perdido, y que se haya despedido del campeonato, sinceramente no tiene importancia. Bianchi ya ganó todo, y muy seguramente ganará más en los años venideros. Y Boca... Boca es el más grande del mundo. El otro día visitaron la Bombonera Nadal y Djokovic, también lo hizo el Flaco Schiavi, y los tenistas se pusieron la camiseta de Boca y se pararon a admirar la belleza del club. Boca es mundial, Boca ya nos hizo felices, y esta felicidad no termina, esto es un libro que no para de escribirse, tiempo que avanza pero no se detiene, día que se esconde pero que vuelve después, noche que brilla histórica. Boca es todo. ¿Y el resultado? Poco más que un número. No tiene valor. Boca sí. Boca, junto a la familia y amigos, es lo que más vale. Sigamos soñando con Boca.
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somos soñadores del xeneise
ResponderBorrarbien dicho!! vamos boca nomas!
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