3 sept 2013

Qué diferentes somos, gallina

¿Recuerdan nuestra nota de La diferencia entre Boca y River? En esa nota, nos centramos en dejar en claro la diferencia entre la fidelidad bostera y la fidelidad gallina. Es decir, entre la verdadera fidelidad y la fidelidad quebrantable. ¿A qué nos referimos? A que si un hincha de Boca presencia a su equipo perder, sin titubeo seguirá alentando hasta que la garganta se le reseque. ¿Qué pasa con el hincha de River? Si su equipo gana, alienta; si empata, susurra; y si pierde, una de dos: o guarda silencio (ese silencio atroz que fue admitido por un mismísimo jugador de River), o bien, insulta: Jugadores, la concha de su madre... 

Seguramente este cántico fue oficialmente -o así parece- el himno de River allá en el 2010/2011, cuando el club cursaba su peor momento en su historia (momento que tuvo que haber  sufrido hace cien años atrás, en 1912/1913, cuando estaba en descenso directo pero la AFA eliminó los promedios para impedir que el club riverplatense descendiera). En cada partido uno puede advertir la diferencia entre Boca y River, diferencia que está entre la fidelidad de cada hinchada. Felicidad indeclinable por parte del hincha de Boca, y felicidad quebrantable por parte del hincha de River. 

Pero ahora, nuevamente podemos advertir la diferencia entre Boca y River fuera de la cancha (así como cuando los hinchas de River rompieron su barrio y lo prendieron fuego). 

La semana pasada, tras haber perdido contra Estudiantes en La Plata, cualquiera hubiese creído que el hincha de Boca demostraría su impaciencia con Bianchi, pero ¿qué fue lo que realmente hizo? Explotar las redes sociales para hacerle llegar el cariño que le brindaba a su técnico privilegiadísimo. Y éste, conmovido, tuvo el tiempo de poder contestar un mail que le había mandado un hincha de Boca, dueño de la web SoyBoca.com. Esto era lo que decía el mail del hincha de Boca, llamado Eduardo Eliaschev:

"Carlos. Es para mandarle un abrazo y que lo bancamos como siempre. Por más que hablen algunos y otros se den vueltas como panqueques, ahí estamos fieles al gran profesor y compañero de militancia Xeneize, aun desde su puesto de trabajo y sin ser hincha de Boca. Con lo que usted ha hecho por nosotros no nos alcanza toda una vida para estar agradecidos.


Eduardo Eliaschev

www.soyboca.com.ar". 

La respuesta conmocionada de Bianchi fue la siguiente: 

"Muchas gracias Eduardo. Como soy de natura optimista sigo creyendo que las cosas van a  terminar por salir bien. Muchas gracias por la confianza, como usted dice lo que vivimos es para siempre y no se puede borrar.

Abrazo.

Carlos.
Felicidades". 

El hincha de Boca entonces sonreía feliz: estaba contento de saber que al menos un mail de apoyo había podido alcanzar a leer Carlos Bianchi. Y es que quería brindarle su confianza inquebrantable de alguna u otra manera, para poder hacerle entender que, pase lo que pase, le seguía estando agradecido, así como lo estaría de por vida.

Y ahora, ¿en dónde está la diferencia? En que el domingo pasado, tras haber perdido River por 1 a 0, los hinchas gallinezcos explotaron las redes sociales -al igual que el hincha de Boca-, pero a diferencia del hincha de Boca, el hincha de River lo que escribía eran insultos hacia los jugadores y hacia el técnico. ¡Cuánta diferencia!

Así como hizo Bianchi, Ramón Díaz se tomó el tiempo de leer algunos tweets que les mandaba los hinchas de River... pero desafortunadamente para él, la mayoría de lo que le escribían eran agresiones. (Si querés ver los tweets que les mandaron los hinchas de River, hacé click acá). Al leer los tweets agresivos hacia él, Ramón Díaz se enojó (imagínenselo) con los hinchas de River y los trató de ingratos, diciendo que cerraría su cuenta de Twitter por la falta de memoria de algunos.

El último tweet de Ramón fue este:


Aun recuerdo cuando, terminado el último superclásico disputado, tras haber sido River descansado por la hinchada de Boca, Ramón Díaz dijo: "Festejan un empate, je, yo nunca festejé un empate". También recuerdo cuando Burdisso le contestó: "La hinchada siempre alienta así. Quizá él no está acostumbrado". Lo triste para Díaz es que es cierto: él no está acostumbrado a recibir apoyo incondicional, y fue víctima de tantos insultos en las redes sociales que él mismo tuvo que admitirlo: el hincha de River no tiene memoria. Y menos que menos, aliento. O no lo tiene cuando el resultado es negativo.

"Le traje chupetines a los jugadores de Boca, que son todos pibes, je, je". Siempre con su sonrisita típica de sobrador, habrá creído que el hincha de Boca haría lo indecible para hacerle daño (así sea físico como anímico). Lo que no supo fue que era el mismo hincha de River quien terminaría tratándolo de cagón, de estúpido y de "poco trabajador". 

Ahora, ¿notaron la diferencia? El hincha de Boca, tras haber perdido por 2 a 0, agradece a Bianchi y le brinda su aliento incondicional. De hecho, frente a Rafaela en La Bombonera fue Bianchi quien agradeció a la hinchada de Boca, que anteriormente había estado cantando a todo pulmón: "Que de la mano, de Carlos Bianchi, todos la vuelta vamos a dar". Y eso que en el torneo pasado habíamos quedado penúltimo, ¿eh? Y sin embargo, cuando River perdía frente a Estudiantes de la B Metropolitana por la Copa Argentina, fue Ramón Díaz quien tuvo que entrar a la cancha para pedirle a sus hinchas que dejen de cantar su tradicional himno: "Jugadores, la concha de su madre, haber si ponen huevos que no juegan con nadie". 

El hincha de Boca siempre está, verdaderamente en las buenas, en las malas, y hasta el final, como dice el cántico bostero. Esa es la diferencia entre quien dice estar en las malas y en quien lo está realmente. Esa es la diferencia entre el hincha de Boca y el hincha de River. 


3 comentarios:

  1. Gracias muchachos por nombrarnos y si...que distintos somos! Abrazo.

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    1. De nada, hermano! Nosotros deberíamos agradecerte a vos por haber mandado ese mail al Virrey. Como buen bostero, me alegré muchísimo cuando me enteré que Carlos te había respondido, porque eso significaba que al menos un mail de confianza había podido leer. Abrazo de gol!

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