28 ago 2013

El verdadero Jugador Número 12

El Jugador Número 12. Este sobrenombre se le es concebido actualmente a la barrabrava de Boca, si bien el término "La 12" en realidad hacía mención, allá en la década del 40, a la hinchada de Boca, no solo a la barra. Este término hace referencia al incondicional aliento y empeño de la barra por hacer que el resto de la hinchada coree con él por Boca. Pero en realidad, el jugador infaltable de Boca no es la barrabrava. No hay más que volver un tiempo atrás, al Torneo Inicial, contra Belgrano en la Bombonera. 

Boca perdía, perdía y perdía; amontonaba derrotas al hilo, y esa pesadilla parecía no tener fin. Ningún hincha de Boca susurró siquiera su preocupación, porque sabía que no había lugar para ello, no tenía que demostrarle al señor Virrey lo preocupado e impaciente que estaba por que las cosas se den bien; el hincha de Boca tiene memoria, y lo único que hizo ese partido, fue alentar. Empatábamos, pero jugábamos de manera pobre... Y sin embargo, la hinchada de Boca ni siquiera susurró su impaciencia: el que sí lo hizo, fue la barrabrava.

Repentinamente, los bombos cesaron, los bombos de La 12, y luego volvieron a sonar con un renovado ímpetu... pero la canción era distinta. Porque cantaban con voz impaciente: A ver a ver los jugadores si pueden oír, por la camiseta de Boca ganar o morir. La Bombonera, repentinamente, guardó una fracción de segundo de silencio, y escuchó lo que entonaba la barrabrava. La hinchada siempre imitó a la barra. Pero no se mostraron de acuerdo con lo que cantaban... porque eran verdaderos hinchas, y no querían demostrar su impaciencia y presionar a los jugadores. La barrabrava seguía cantando, pero la hinchada se alzó más grande: entonó, con más entusiasmo que la barra, el tradicional cántico Dale Boca, y dale dale Boca, y dale dale Boca, y dale dale Boo..., y por un instante, parecía que la barrabrava cedería terreno por esa gigantezca masa de locura bostera. Pero lo que hizo fue callarlos con un redoble de tambores, y entonó otra vez Por la camiseta de Boca ganar o morir. Los chiflidos cayeron en la cancha, indiferente a lo que hacían los jugadores, y trataron de acallar a la barrabrava. Esta no cedía, entonaba más fuerte, pero parecía confundida: nunca antes la hinchada no la había imitado cuando cantaban. Sin embargo, siguieron cantando, hasta que la verdadera hinchada se alzó. 


Se alzó, se puso de pie, y reinó a todo el imperio bostero, a todos sus verdaderos hinchas, resultadistas y delincuentes. Ya nadie importaba: solo el verdadero hincha. Enorme, gigante en su máximo esplendor, cantó: Soy del barrio de La Boca y siempre te voy a seguir... La barrabrava trató de reunir fuerzas, pero la verdadera hinchada siguió entonando: En las malas a todas partes, las buenas ya van a venir... La Bombonera latía. El relator del partido paró en seco de hablar, y escuchó atónito a la hinchada de Boca, que gritaba, que gritaba: No somos como la Academia, no somos como el Ciclón... La cancha saltaba, al ritmo de la canción. La barrabrava había desistido. No se le escuchaba un ápice de voz. Se quedó, anonadada, quieta y escuchando lo que la verdadera hinchada cantaba: A Boca lo llevo en la sangre,  lo llevo en el corazón... Nadie parecía hablar. Solo se escuchaba el rugido de esa hinchada. A todo el país se le había erizado la piel. Las butacas donde se sentaban los jugadores vibraban, y el césped saltaba, saltaba, como siguiendo el ritmo de la canción. SOY DEL BARRIO DE LA BOCA... La canción seguía, y seguía, y seguía. La barrabrava no tenía voz. Se había quedado destruida, había perdido poder. Nunca antes la verdadera hinchada se le había rebelado ni demostrado cuán grande era... Y SIEMPRE TE VOY A SEGUIR... Los hinchas de River miraban desde sus televisores aquél espectáculo. No reaccionaban. Dentro suyo, sentían algo parecido a la admiración; se avergonzaron de sentirlo, pero lo sintieron... EN LAS MALAS A TODAS PARTES... La cancha se venía abajo. Algunos jugadores miraban cómo saltaba el suelo, miraban las tribunas y no sabían adónde ir. Algunos estaban asustados, pero casi todos permanecían allí, parados, asombrados de aquél espectáculo... LAS BUENAS YA VAN A VENIR... El grito rompía barreras invisibles. El fútbol argentino quedó parado, en seco. Todos voltearon la cabeza para ver ese fenómeno. ¡Pero si iban anteúltimo en la tabla! ¿Qué les pasaba? -se preguntaban unos a otros-, ¿por qué alentaban así?... NO SOMOS COMO LA ACADEMIA, NO SOMOS COMO EL CICLÓN... Las estrellas de la noche también habían parado de brillar, estupefactas. La luna abrió los ojos, asombrada, y lentamente sonrió. Las estrellas, imitando a la luna, sonrieron también, y empezaron a cantar con aquella multitud... A BOCA LO LLEVO EN LA SANGRE, cantaban las estrellas junto a la hinchada de Boca, la verdadera hinchada, el verdadero Jugador Número 12, ¡LO LLEVO EN EL CORAZÓN!
Y el sentimiento había vuelto a ganar.

Hacé clic y mirá el video de aquella noche inolvidable.






7 comentarios:

  1. Explendido me parece mui poco :P un expectaculo isiste

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  2. bldo,con cada publicasion me gusta mas la pagina :3

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  3. Piel de pollo, haberlo vivido fue sentirme mas hincha de Boca que nunca! Acá les dejo el video para quienes no lo vieron...

    http://www.youtube.com/watch?v=4ND8LNyXKlE

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  4. Una única observación, el nombre "Jugador Número 12" nació para denominar a todo el público Xeneize, no solamente a la barra.

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    Respuestas
    1. Sí, muchas gracias por avisar. No me expresé muy bien: quise decir que, en la actualidad, a la barrabrava de Boca se la conocía como "El Jugador Número 12". Yo sabía que, en la gira del 1925, a un fanático de Boca que financió parte de la gira, y que ayudó al equipo en todo -se llamaba Caffarena- los jugadores lo empezaron a llamar "El Jugador Número 12".
      Pero en realidad, a la hinchada de Boca se la empezó a llamar así cuando un periodista del diario Crítica, Paulo Rojas Paz, hizo una crítica en el diario diciendo que la hinchada de Boca "era su jugador número 12".
      Y, finalmente, en la década del 60, bajo la presidencia de Alberto J. Armando, el club designó oficialmente a la hinchada de Boca como "El Jugador Número 12".

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