19 feb 2016

Anécdota de Riquelme en un Superclásico

Decimocuarta fecha del Clausura 2011. 

Boca le ganaba a River el Superclásico por 2 a 0, en la Bombonera. En un ataque del Xeneize, encabezado por Riquelme con la pelota en el pie, Erik Lamela, quien venía persiguiéndolo ya hace rato al 10 de Boca, bajó a Román y cortó el avance. Patricio Lousteau, árbitro del partido, cobró foul y se acercó al jugador millonario dispuesto a mostrarle la tarjeta amarilla. 


En eso, Almeyda, capitán de River, le gritó a Román que no le pida que amoneste a Lamela, porque tenía cuatro amarillas. Y Román decidió hacerle caso: Cuando el árbitro se acercó al lugar donde sucedió la falta, el 10 de Boca le pidió a Lousteau que no amonestara a Lamela. "Es el mejor jugador que tienen y si le mostrás la tarjeta no puede jugar el próximo partido", le dijo. 

Al final, el árbitro no amonestó al jugador de River, Boca se quedó con el Superclásico y Lamela, gracias a la generosidad y el profesionalismo de Juan Román Riquelme, pudo estar en el siguiente partido, ante San Lorenzo.

    

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