Sí, perdimos. Y no entiendo la sonrisita de muchos que viven de la envidia. Es que nosotros, en el sentimiento, estamos felices: una cuestión física no cambia lo anímico. Boca es campeón de nuestras vidas, conquistador de nuestras almas, y eso no puede cambiar. No hay forma de hacer que cambie. Lo demostramos en el 2010, en la cancha de un equipo que se creía grande hasta que descendió un año después, cuando íbamos perdiendo 1 a 0 y la hinchada de Boca prendió fuego el estadio, no, no de verguenza como otros, sino de locura, de orgullo, de sentimiento palpitable. Hay cosas que no se explican con palabras, y menos con resultados. El resultado es un número que no tiene peso ni rivalidad frente al sentimiento de toda la vida, no de un día. Hoy perdimos, como hace una semana ganamos. Hoy perdimos jugando fútbol al fin, si bien hay algunos retoques que mejorar; pero el fútbol está, fútbol sin suerte, pero fútbol en fin. Porque en el fútbol argentino hay que ser o suertudo, o verdaderamente una máquina mundial para destacar; de hecho, Newells solo salió campeón porque lo dirigió el actual técnico del Barcelona de Europa. Y hoy ganó por una cuestión de suerte, porque se vio acuclillado ante los pies del Gigante Boca en casi su máximo esplendor, con la furia de la hinchada explotando atrás, haciéndose oír, el monstruo de técnico que tenemos a un costado y el capitán indiscutible dentro de la cancha. Hoy Newells no fue nada, nada. Intentó jugar pero Boca lo presionó; sus últimos dos goles fueron consecuencia de un desentendimiento de los defensores de Boca; y es eso lo que hay que mejorar.
Pero el resultado, como dije, no tiene valor sentimental. Puede ser que desbarate nuestra confianza emitida, pero ésta, al ver que le fueron infiel, rápidamente llama al orgullo para que ocupe su lugar. Y es éste el que explota en la tribuna, perdiendo 3 a 2 cuando previamente ganábamos 1 a 0, 2 a 1. Es la hinchada la que siente el orgullo, si bien la hinchada hoy son socios; pero los socios también sienten, ellos pagan por ver a Boca, pagan más que un hincha común, y eso habla bien de ellos. No los juzguemos. Hoy demostraron su valía, su temperamento como bosteros, y les ganaron entre todos a Newells. No en el resultado, sino en algo más grande. Mucho más grande: en orgullo. En historia. En amor.
Porque ninguno de los rosarinos que alienta por Newells lo hace por amor; solo por moda. Moda de haber sido el último campeón del fútbol argentino y haber dado al Barcelona una pieza importante. Eso es moda. Boca no conoce la moda, solo un idiota a primera vista se haría hincha de Boca por los resultados. Y además, hincha no se hace... se nace. Se nace hincha y se vive hincha, como se muere hincha. La hinchada demostró esta diferencia fundamental para la grandeza del club. Esto habla bien del club, no los resultados. Estoy seguro que si un extranjero vio el partido de Boca hoy, no habrá prestado atención al 3-2 que lo perjudicaba, sino más bien al rugido de esa hinchada, que empuja, que empuja, que empuja...
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terrible nota hno. segui asi cada vez me gusta mas esta pag.
ResponderBorrarComo Siempre Tiras la Posta. Es asi.
ResponderBorrarBoca , el unico grande . Por muchas cosas , pero mas que nada por su gente
ResponderBorraraguante bocaaa me encanta tu paginaa
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