Cuando Falcioni se fue, luego de haber sido criticado y expulsado por todos los hinchas de Boca al cantar por su ídolo, el tema inmediato que surgió fue: ¿quién iba a ser el técnico de Boca?
El deseo de todos los hinchas de Boca era el mismo: que el nuevo DT sea Carlos Bianchi. Pero él, hacia unas semanas, había dicho que estaba durmiendo una linda siesta, de la cual no se quería despertar. Pero el hincha de Boca, aun así, se mantenía firme en su deseo.
Y, a fin de año, el DT más querido de Boca Juniors volvió a donde pertenecía: volvió a Boca. El hincha estaba feliz, radiante. No se le ocurría qué más podía pasarle; Carlos Bianchi había vuelto.
Y, sin embargo, cuando uno cree que no te puede pasar nada mejor, siempre hay otra flor que crece en tu jardín. Tras tantas vueltas, sonrisas y muecas, Riquelme decidió volver. Volvía a su Boca con su técnico. Aunque el hincha de Boca dudaba qué era lo que sentía con especificación con respecto a su ídolo, ya que hay quien dice que las vueltas que dio para volver fueron las vueltas que le dio a Boca, y con Boca no se jode, en una cosa todos coincidían: ver a Riquelme y a Bianchi en un mismo equipo, y más si ese equipo se trata de Boca, era algo magnífico. Y se relamían de felicidad.
Sin embargo, a Bianchi le habían encajado de sopetón un equipo mediocre, con jugadores de jerarquía, sí, pero con la idealidad de defender, de jugar al fútbol de equipo chico, y no conocían la forma de jugar de Bianchi. El Virrey intentó establecer conexión con su plantel, que bien sabía que no era su plantel, sino el plantel del técnico anterior; pero era como hacer que el agua no moje. No pudo cambiar el fútbol del anti-fútbol.
Cuando terminó esta triste temporada, que lo único que se puede destacar fue el descanso del hincha de Boca al hincha de River, temporada donde quedamos penúltimos, quedamos eliminados en Octavos de la Copa Argentina y en Cuartos de la Libertadores, Bianchi le dio a sus jugadores unas semanas de vacaciones. Pero iba agendando mentalmente los nombres que iba a limpiar.
Y así lo hizo nomás: Somoza, Erviti, Silva, Albín, Cellay, Rodríguez, Acosta, Viatri, etc, abandonaron el club y se fueron por otro sendero. Lo curioso es que la mayoría de esos jugadores fueron llamados por Falcioni. Aunque, pensándolo bien, no es muy curioso. Porque Bianchi quiere jugar fútbol, no se esconde detrás de la mediocridad, no se cuelga del travesaño y juega a los pelotazos. Hay que hacer memoria y recordar la Intercontinental 2000, el Apertura 1998, cuando Boca jugaba fútbol, cuando Boca dejaba cuerpo y alma por la pelota y, al momento de jugar, no pensaba en la plata, sino en el objetivo: ganar el partido.
Y reforzó atrás, el mediocampo y la delantera. Trajo a Trípodi para ocupar el lugar de Ustari, que, por su jerarquía, no aguantó más estar en el banco. Trajo al Cata Díaz, para que, seguramente, ocupe el lugar de un titubeante Burdisso, y que haga dupla con Caruzzo. Insúa, a préstamo en Godoy Cruz, le viene de maravilla, teniendo en cuenta de que se fue Rodríguez; además, el lateral demostró que puede pelear el puesto y quedarse con él. En el mediocampo tiene como cara nueva a Jesús Méndez, que estaba a préstamo en Central, donde jugó una muy buena campaña; Méndez ya estuvo en Boca, y si bien no rindió como uno esperaba, su fútbol cambió en su estancia en Central; por esto, además de que el jugador haya dicho que se quería quedar en Boca para hacer revancha, se esperan cosas del mediocampista. Arriba vinieron Riaño, Cángele y Gigliotti. Un rápido y dos jugadorazos que pueden pelear el puesto naturalmente. El rápido es Cángele, desbordante, así como en el 2003. De él se recuerda, sobre todo, su asistencia al Tévez que post a eso hizo la gallineada atroz. Por otro lado está Riaño, el ex-San Martín SJ; también se esperan grandes cosas del jugador, ya que tiene jerarquía y promete goles. Y por otro lado está el Animal Gigliotti, ex-Colón. También, un jugador de jerarquía formidable, goleador; tiene muchas características de un delantero de Boca, ya que pelea por la pelota y define con un toque de sublime.
Varios jugadores se fueron de Boca. Varios jugadores vinieron a él. Hoy podemos soñar, imaginarnos, solo el tiempo dirá cómo se darán las cosas... Pero de algo no cabe duda: Bianchi está re-construyendo un Boca. Bianchi está re-construyendo su Boca.
Y, a fin de año, el DT más querido de Boca Juniors volvió a donde pertenecía: volvió a Boca. El hincha estaba feliz, radiante. No se le ocurría qué más podía pasarle; Carlos Bianchi había vuelto.
Y, sin embargo, cuando uno cree que no te puede pasar nada mejor, siempre hay otra flor que crece en tu jardín. Tras tantas vueltas, sonrisas y muecas, Riquelme decidió volver. Volvía a su Boca con su técnico. Aunque el hincha de Boca dudaba qué era lo que sentía con especificación con respecto a su ídolo, ya que hay quien dice que las vueltas que dio para volver fueron las vueltas que le dio a Boca, y con Boca no se jode, en una cosa todos coincidían: ver a Riquelme y a Bianchi en un mismo equipo, y más si ese equipo se trata de Boca, era algo magnífico. Y se relamían de felicidad.
Sin embargo, a Bianchi le habían encajado de sopetón un equipo mediocre, con jugadores de jerarquía, sí, pero con la idealidad de defender, de jugar al fútbol de equipo chico, y no conocían la forma de jugar de Bianchi. El Virrey intentó establecer conexión con su plantel, que bien sabía que no era su plantel, sino el plantel del técnico anterior; pero era como hacer que el agua no moje. No pudo cambiar el fútbol del anti-fútbol.
Cuando terminó esta triste temporada, que lo único que se puede destacar fue el descanso del hincha de Boca al hincha de River, temporada donde quedamos penúltimos, quedamos eliminados en Octavos de la Copa Argentina y en Cuartos de la Libertadores, Bianchi le dio a sus jugadores unas semanas de vacaciones. Pero iba agendando mentalmente los nombres que iba a limpiar.
Y así lo hizo nomás: Somoza, Erviti, Silva, Albín, Cellay, Rodríguez, Acosta, Viatri, etc, abandonaron el club y se fueron por otro sendero. Lo curioso es que la mayoría de esos jugadores fueron llamados por Falcioni. Aunque, pensándolo bien, no es muy curioso. Porque Bianchi quiere jugar fútbol, no se esconde detrás de la mediocridad, no se cuelga del travesaño y juega a los pelotazos. Hay que hacer memoria y recordar la Intercontinental 2000, el Apertura 1998, cuando Boca jugaba fútbol, cuando Boca dejaba cuerpo y alma por la pelota y, al momento de jugar, no pensaba en la plata, sino en el objetivo: ganar el partido.
Y reforzó atrás, el mediocampo y la delantera. Trajo a Trípodi para ocupar el lugar de Ustari, que, por su jerarquía, no aguantó más estar en el banco. Trajo al Cata Díaz, para que, seguramente, ocupe el lugar de un titubeante Burdisso, y que haga dupla con Caruzzo. Insúa, a préstamo en Godoy Cruz, le viene de maravilla, teniendo en cuenta de que se fue Rodríguez; además, el lateral demostró que puede pelear el puesto y quedarse con él. En el mediocampo tiene como cara nueva a Jesús Méndez, que estaba a préstamo en Central, donde jugó una muy buena campaña; Méndez ya estuvo en Boca, y si bien no rindió como uno esperaba, su fútbol cambió en su estancia en Central; por esto, además de que el jugador haya dicho que se quería quedar en Boca para hacer revancha, se esperan cosas del mediocampista. Arriba vinieron Riaño, Cángele y Gigliotti. Un rápido y dos jugadorazos que pueden pelear el puesto naturalmente. El rápido es Cángele, desbordante, así como en el 2003. De él se recuerda, sobre todo, su asistencia al Tévez que post a eso hizo la gallineada atroz. Por otro lado está Riaño, el ex-San Martín SJ; también se esperan grandes cosas del jugador, ya que tiene jerarquía y promete goles. Y por otro lado está el Animal Gigliotti, ex-Colón. También, un jugador de jerarquía formidable, goleador; tiene muchas características de un delantero de Boca, ya que pelea por la pelota y define con un toque de sublime.
Varios jugadores se fueron de Boca. Varios jugadores vinieron a él. Hoy podemos soñar, imaginarnos, solo el tiempo dirá cómo se darán las cosas... Pero de algo no cabe duda: Bianchi está re-construyendo un Boca. Bianchi está re-construyendo su Boca.
exelente nota amigo segui asi :D
ResponderBorrarmamamamama yo quiero mama yo quiero mamaa yo quiero mama que gane boca ohh que gane boca oh oh que gane boca y todo el año es carnaval ♪
ResponderBorrarVamos Virrey. En vos confio
ResponderBorrar