El año 2007 fue un gran año para Boca y para Román en cuanto a lo futbolístico. El 10 llegaba de Villarreal, donde era abundantemente amado por los simpatizantes, y ni bien se volvió a calzar la azul y amarilla el Xeneize cambió de cara.
Al término de la final contra Gremio en Brasil, con una magnífica y memorable actuación del enganche, Riquelme celebró al llegar a Buenos aires de una... peculiar manera.
"El avión llegó a las tres de la mañana a Ezeiza. A las tres y media, yo estaba comiendo panchos con mi hermano", narró. "No había nadie esperándonos, y habíamos ganado la Libertadores, eh. El hincha de Boca ya se había acostumbrado".
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