Olvidar por amor al resultado, y no a los colores

Ahora, en Boca, cualquiera cree que tiene el derecho de hablar deliberadamente del club y lo que ocurre en sus entrañas. Más, hablar desde afuera. Porque para hablar desde adentro hay que tener huevos, e indudablemente los que boquean son cagones; no se animan hacerlo aún en el club. Pero hay algo que causa confusión. Hay algo que, al menos a mí, me confunde. Primero, la hipocresía. Eso de decir: "En Boca es más fácil conseguir cosas haciendo lobby que jugando al fútbol". Y, sin embargo, ¿qué se supone que hace este muchacho al hablar a boca suelta sobre, ni más ni menos, Juan Román Riquelme? Como cagón que habla desde afuera, lo dice indirectamente. Y claro, si no se animó decírselo al capitán en la cara, ¿acaso tendría el valor de decir las cosas claras? "... es más fácil conseguir cosas haciendo lobby que jugando fútbol". ¡Pero por Dios! ¿Es que acaso sabés, Walter Erviti, a quién te estás refiriendo? Te estás refiriendo al máximo ídolo de la historia del club más grande del continente y, por si fuera poco, el mejor futbolista en el país argentino hoy en día. ¿Y decís que es más fácil ganar cosas haciendo lobby? Riquelme ganó lo que ganó jugando fútbol. De él hablaron bien jugadores como Zidane, Ronaldinho, Maradona, Messi, Iniesta... ¿y decís que lo que ganó, no lo ganó gracias a jugar fútbol? Y sí, para el que lo pone en tela de juicio, Román es el mejor futbolista hoy. Si sus compañeros tienen más velocidad que fútbol, y bueno, qué querés que haga Román entonces. Él no es rápido. Él juega fútbol. Ahora parece que la palabra fútbol puede ser aceptada para cualquier boludez que es de todo menos fútbol. Para jugar fútbol hay que ser inteligente y talentoso, no sólo rápido. Román es lento. Y no le pidas a Román que recupere una bocha. Pero cuando él la tiene en sus pies, y la inmaculada se siente segura, te vas a dar cuenta lo que es fútbol.

"Ojalá pudiera haber ganado diez medallas sin haber corrido diez metros". ¿Te das cuenta lo que decís, boludo? ¡Estás hablando del tipo que bailó a todo el Real Madrid, el que se puso el equipo al hombro en el 2007 y sacó a Boca campeón de América! ¿Cómo podés concebirte ser tan caradura? "Me daría vergüenza volver para jugar un partido por mes". Qué ridículo. Criticando al grande por envidia insana, por malicia y por resentimiento. Se creyó que un jugador como él, que nomás ganó un título y metió un gol en un superclásico, podía salir y boquearla en los micrófonos. Encima le concede una entrevista a Olé, nada más ni nada menos, diario gallina.

Es una pena que se tiren para atrás jugadores como Walter Erviti, que tienen todas las condiciones para ser ídolo de Boca. Él lo podía haber sido, si se hubiese bancado lo que pasaba en los vestuarios, evitaba hablar sobre cosas que deben quedar dentro del plantel, y seguía demostrando que podía no asfixiarse bajo el peso de la camiseta. Pero no pudo. La de Boca le quedó grande, y ya está, ya fue, se manchó solito. Hablar del máximo ídolo del club es intolerable. Todo el barro almacenado en la camiseta se limpió, no queda rastro alguno de algún sacrificio por la camiseta. Como se diría en esta modernidad: la cagó.

Hinchas de Boca, abstraerse de hacerle caso a jugadores que no son nadie. Antes de opinar de un ídolo, sepan apreciar el peso de su nombre y lean las páginas de historia que quedó archivada de por vida en el eterno libro xeneize. No puede ser que un tipo como Walter Erviti pueda causar tanto revuelo entre los hinchas. Menos separarlos. No es posible. No es posible que se lea por ahí: "Yo te banco, Walter", en lugar de un "¿Cómo vas a ser tan hijo de puta para hablar de Román asi?". ¿Qué pasó en estos años? ¿Por qué el hincha puede olvidar por amor a los resultados y no a los colores? ¿Cómo se produjo este cambio? No debe ser así. En la cancha va a alentar el sentimiento, muchachos, no el resultadismo. Los resultadistas no deben formar parte de el fondo azul y la franja amarilla. 

En el 2014 todo será diferente. Yo lo sé, yo viví lo imposible de la mano de Román, de la mano del Virrey. Por ellos, creo en los milagros. Creo en Boca. 

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